1. Adverbio relativo de lugar que expresa la dirección de un movimiento. Es palabra átona y por ello se escribe sin tilde, a diferencia del adverbio interrogativo o exclamativo adónde (→ adónde). Funciona, a modo de conjunción, introduciendo oraciones de relativo con antecedente o sin él: «Desciende a los infiernos, adonde va a buscarlo la Diosa Madre» (Cousté Biografía [Arg. 1978]). / Fuente: Diccionario panhispánico de dudas RAE

La insatisfacción del telón

Sobre lo que podemos interpretar como el telón de un escenario insatisfecho de sí mismo desunido y vuelto a unir difícil de calcular cuantas veces, alcanzamos a reconocer proyectadas nuestras propias sombras. Siluetas oscuras en movimiento y acompañadas por imágenes recitadas no más luminosas se escuchan entretejidas, casi enmarañadas, a veces subrayando en voz grave lo incómodo que por elección la historia ha estado olvidando. Ocurre todo en un entorno gobernado por la sincronicidad de unos hechos que habiendo tenido lugar en el exterior, vuelven al subterráneo proyectados ilusoriamente desde el público y para el público, una vez activada la sala por el dispositivo artístico entendido como caja de resonancia referencial. Somos partícipes al entrar y conscientes de los profundos efectos que la articulación de los símbolos culturales es capaz de producir, materializados en una tridimensionalidad habitada, con origen en el terreno plano de lo pictórico y en el ejercicio de deconstrucción conceptual que elimina la figura para instrumentalizar a conveniencia las formas básicas del fondo, dotándolas de la autonomía necesaria para disentir del relato histórico oficial.


Imaginamos entonces la posibilidad de desarrollar un cuadro imposible de acabar, anclado para poder cuestionarla en la historia, cuya última pretensión sea la de responder a quien se atreve a preguntar si se trata de uno definitivo. Un cuadro que cada vez que se expone debe ser reconstruido. Capaz de ser adaptable a cualquier espacio arquitectónico, compuesto por el propio color de materiales textiles atados unos a otros, configurando un conjunto unido por una estructura de lazos grises y negros que funcionan como un bastidor blando sujeto al espacio expositivo. Un texto en continua escritura de cuadros dentro del cuadro donde las diferentes calidades de las telas, que mientras relatan una espacialidad específica existente fuera del marco, enriquecen los matices de la superficie pictórica haciéndola cambiante por la luz tenue y las sombras que la habitan, donde el mismo material comprende las relaciones con la industria que le permite ser y significar.


Encontramos así entre las diferentes capas de este telón una tesis, sustentada por aquellas prácticas artísticas cuyo posicionamiento ha contribuido a la integración de las prácticas utilitarias laborales desde la Revolución industrial en las metodologías propias a la práctica pictórica tradicional. En la fisura que permite el tránsito de unas a la otra, encontramos una de las vías de exploración y uno de los procesos arquetípicos que pueden estar permitiendo hasta la contemporaneidad la renovación y el desarrollo de la pintura, así como la interpretación y expresión de estructuras de conocimiento. Desde postulados pertenecientes a nociones utilitarias occidentales de labor y función, se ha podido contribuir a perpetuar una práctica de resistencia anti-utilitaria en arte cuyo origen se puede encontrar en el acto moderno de pintar. Uno de los alcances en esta tela es la de analizar la extensión de la idea de sustancia-pintura como terreno fértil, donde cosechar modos fluyentes de pensar, de habitar y de actuar en el entorno contemporáneo.



JUAN SÁNCHEZ, Catálogo. Exposición individual Escena y relato de José Luis Vicario, SALA ROBAYERA, Cantabria, 2018