Fecha: 2016 - 2020
Materiales: 1 servilleta, 8 cuadros, 4 capturas de pantalla, 5 emails
A finales de octubre de 2016 dibujé sobre una servilleta en un café de París el boceto que se convirtió en el origen de un proyecto que me llevó poco después a Moscú. Hoy continúa ofreciéndome descubrimientos sobre el terreno de lo pictórico en una ficción narrativa que articula una serie de cuadros, correos electrónicos y publicaciones en Facebook, donde quedan en tensión las ideas de reducción de la materialidad pictórica, de representación y de distancia entre París, Moscú y Murcia. Estar lejos para entender parte de lo que fue cercano.
Sin título 1, 2016, Rotulador sobre servilleta roja de un café de París, 40 x 40 cm.
Sierra de las moreras nº 1, 2017, Óleo recién estrenado y diluyente reciclado de la Academia de las Artes de San Petersburgo sobre lino, 60 x 40 x 4 cm.

Sierra de las moreras nº 2, 2016, Óleo recién estrenado y diluyente reciclado de la Academia de las Artes de San Petersburgo sobre lino, 20 x 20 x 4 cm.
Sierra de las moreras nº 3, 2017, Óleo recién estrenado y diluyente reciclado de la Academia de las Artes de San Petersburgo sobre lino, 20 x 20 x 4 cm.
Sierra de las moreras nº 4, 2017, Óleo recién estrenado y diluyente reciclado de la Academia de las Artes de San Petersburgo sobre lino, 20 x 20 x 4 cm.
Sierra de las moreras nº 5, 2018, Óleo recién estrenado y diluyente reciclado de la Academia de las Artes de San Petersburgo sobre lino, 150 x 195 x 4 cm.
Sierra de las moreras nº 6, 2018, Óleo recién estrenado sobre lino, 150 x 150 x 4 cm.
Sierra de las moreras nº 7, 2019, Cinta de enmascarar sobre lino, 200 x 150 cm.
Sin título 9, 2016, Garrafa de 8 litros de diluyente reciclado de la Academia de las Artes de San Petersburgo, 43 x Ø18 cm.
22 de septiembre
Buenos días, Dieter:
Te escribo en primer lugar para agradeceros que contéis conmigo.
En segundo lugar porque me ha surgido algo muy importante en Rusia, y no estoy seguro de tener el tiempo necesario para que desarrollemos nuestro proyecto en común. Debo llegar a Moscú el 28 de septiembre y parece ser que voy a tener que estar una buena temporada en la ciudad. Me gustaría saber tu opinión. ¿Es factible que empecemos a plantear un proyecto en estas circunstancias?
Un saludo,
Juan
Captura de pantalla. Publicación en Facebook nº 1.
28 de septiembre
Hola, Dieter:
Gracias. Con los preparativos del viaje no he podido contestar antes. Ánimo con los vuestros.
Ahora mismo y después de un día entero de tren, avión y taxi acabo de conseguir la clave wifi de la pensión donde me hospedo los primeros días. Quería comentarte algo importante: he decidido mantener varias de mis redes "sociales" en standby y reducir casi por completo mi actividad en fb para tratar de desintoxicarme. Necesito el espacio mental que han estado ocupando. Durante un tiempo estaré accesible solo a través de este mail.
Por lo que sugieres en tu correo sobre el proceso artístico veo que podemos entendernos bien. Adelante entonces. A mí el producto final como objeto me interesa menos, me divierte más lo eventual de la performatividad que se despliega alrededor, aunque pienso que tanto la elección de los materiales como la organización de los mismos debe estar estrictamente ajustada a los conceptos que aspira a encarnar la obra. En mi caso este camino se inicia con la elección de cualquier objeto o situación de mi entorno que me llame la atención, normalmente con la idea de convertir en ventajas las aparentes desventajas. Estoy seguro de que en este entorno nuevo pronto pasará algo que me estimule.
Un saludo,
Juan
Captura de pantalla. Publicación en Facebook nº 2.
7 de octubre
Buenas, Dieter:
De forma paradójica al estar aquí tan lejos, he empezado a experimentar una especie de añoranza hacia mi lugar de origen. Esta circunstancia se está materializando en una serie de imágenes mentales. En ellas alcanzo a distinguir una variedad de vistas o encuadres donde distingo bien subrayado el límite entre el cielo y la montaña, entre arriba y abajo.Un paisaje árido, con apenas unos arbustos secos esparcidos entre la tierra y las rocas, cubierto por lo que parece humo o cúmulos de nubes. Puede que estas imágenes grabadas imprecisamente en mi conciencia se corresponden con la vista que ofrece la autopista de Murcia que conduce a la Sierra de las Moreras en Mazarrón. Creo que estos pensamientos montañosos recurrentes son el indicador del inicio de una vía de exploración: trabajar con la idea de tomar distancia, metafórica y literal, respecto al objeto de investigación, para poder acercarlo mediante la práctica.
Al tratarse de un paisaje montañoso lo que me inquieta entiendo que el medio de expresión más adecuado es la pintura, por la vinculación con la amplia tradición del género y porque intuyo que es la manera más directa y eficaz de encarnar estas ideas. Extrañamente cuando pienso sobre la pulsión que me atrae, dicho de manera utilitaria, hacia la factura de cuadros no puedo evitar acordarme de mis últimos años en la Facultad de Bellas Artes de Cuenca. Por escasez de fondos en esta época obsesiva de pintura diaria, reciclaba el diluyente usado por quienes pintaban en los talleres. Aquel diluyente compuesto por aguarrás, aceite de linaza, disolvente y restos de óleo, entre otros componentes desconocidos, presentaba en la práctica una variedad de matices en la superficie del lienzo que entonces no supe aprovechar pero que ahora, todavía no sé cómo, pueden jugar a mi favor.
Hace poco conocí a Vladimir Marin, un artista visual de mi edad. Te adjunto la imagen de una de sus obras que tiene que ver con lo que tengo en mente. Nos presentaron en una inauguración y sintonizamos en seguida. Tanto que recorrimos bien una noche moscovita. Al día siguiente pude ver en su estudio algunas cosas que me interesaron, y surgió la idea de hacer un viaje a San Petesburgo aprovechando mi estancia aquí.
En una nota ligeramente separada, el 9 de octubre viajo a Madrid para reunirme con las comisarias Elodie Parmentier y Léa Gay-Perret. Parece factible que desarrollemos un proyecto entre Lyon, donde vive Elodie, y Biarritz, donde vive Léa. Sería entretenido poder coincidir contigo.
Un abrazote,
Juan
Captura de pantalla. Publicación en Facebook nº 3.
22 de octubre
Hola, Dieter:
Nunca hubiera imaginado un frío tan intenso como el de aquí; tanto que el abrigo con el que llegué no me ha servido de nada y he acabado comprando otro autóctono, amén del gorro ruso. Todo un cliché andante, vaya. Imagino que lo contrario a donde estás.
Como te comenté, fui de viaje con Vladimir a San Petesburgo, donde unos buenos amigos suyos y ahora también míos nos recibieron y acogieron varios días y largas noches. Durante las seis horas de tren y a pesar de partir a las 05:40, anduvimos Marin y yo practicando el nivel medio de inglés que compartimos -un cuarto cada uno- hasta que se durmió. Fue entonces cuando caí en la cuenta al mirarlo en el móvil de que: 1) la ciudad se llamó San Petesburgo después de Leningrado y después de Petrogrado, y 2) sin mirar el móvil, que fue en Petrogrado donde Malevich, que también vivió en Moscú, inauguró su célebre 0.10. El tipo de pintura que Malevich expuso no puede estar más en las antípodas de lo que se hace en el lugar que ahora me interesaba de San Petesburgo: La Academia de las Artes. Ahí es donde no sin esfuerzo y después de que Vladimir convenciera a la conserje pude obtener una buena cantidad de diluyente usado, extraído de las garrafas situadas en los talleres de pintura.
Ya de vuelta en Moscú, me doy cuenta de que como mejor funciona esta sustancia para mi propósito es sobre lino encolado solamente con cola de conejo. La transparencia de la cola me permite articular su brillo con el del diluyente reciclado y también que se aprecie la materialidad del lino, adecuado por color para la representación de mis montañas por su tono árido. Éste se relaciona de manera muy fluida con los distintos tonos de ocre que producen las manchas del diluyente reciclado al secar.
Mientras hacía estas pruebas pensaba sobre la multiculturalidad que mencionas en tu mail anterior, entendiéndola como una interacción entre múltiples perspectivas individuales y a la vez inevitablemente conectadas, que continuamente interactúan a través de los sujetos y del lenguaje.
Pensaba en ello al experimentar el comportamiento del diluyente reciclado sobre la superficie de los cuadros: hay una variedad de matices de brillo, tono y color que se despliegan y que no se acaban de controlar, por la variación en la densidad y en la viscosidad de la sustancia. Las concentraciones de pigmentos en grumos, el aceite de linaza y las demás sustancias parecen tener cierta voluntad al deslizarse entre el pincel y el lino; como si quedara en la materia desechada algo de las voluntades pictóricas de quienes la usaron.
En dos días salgo hacia París donde me encontraré con la artista Mar Guerrero. Estoy tranquilo por nuestro proyecto y emocionado por el nuevo viaje. Tranquilo porque habiendo hecho las pruebas conozco lo que necesito para barajar varias opciones sobre las que decidir cómo continúa el trabajo. Me parece bien que hayan en la exposición otros elementos como propones, cuya presencia establezca otras tensiones de significado más allá de las que indican los cuadros por sí solos. En París trataré de ir haciendo bocetos para organizar los cuadros que pintaré a mi vuelta. Puede que sea conveniente incluir alguno. De momento intuyo que la garrafa donde transporté el diluyente desechado desde San Petesburgo hasta Moscú puede formar parte de la exposición. Al ser transparente el recipiente se entienden muy bien las diferencias entre los aceites que quedan arriba, el diluyente en medio y los grumos de pigmentos al fondo.
Además de lo que apuntas sobre la idea de paisaje de Estienne, pienso que aquí juega un papel fundamental la consecución del deseo. Que mi obsesión por las imágenes mentales del paisaje montañoso deja entrever el deseo de poseer esas montañas. Mis montañas probablemente darían cuenta de mi afán de poseerlas ante la imposibilidad de alcanzar tal deseo, si ahora pudiera llegar físicamente a ellas. De hecho, estoy empezando a comprender que en los únicos lugares donde pueden conservar su potencial estético para mi fantasía son: 1) en el espacio de mi conciencia, 2) en el espacio del cuadro y, esto sería el fin último de nuestra investigación y un gran éxito si ocurriera, 3) en el espacio de la multiplicidad de lecturas de quienes se acerquen a ver la obra.
Fuerte abrazo,
Juan
Captura de pantalla. Publicación en Facebook nº 4.
14 de noviembre
Hola, Dieter:
Mis lánguidos miembros no han llegado al extremo de la congelación, pero sí que algunos de ellos y al igual que a Walter Benjamin (2) le pudo ocurrir en sus paseos albergan cierto temor a resbalar, a causa de las muy estrechas y parcialmente congeladas aceras del Kremlin.
Tus reflexiones sobre la recepción de la obra por parte del público me hacen dudar sobre una cuestión que creía tener clara. Considero que la manera más profunda de conocimiento se alcanza haciendo. Es más profunda porque en mi caso la militancia política es llevada a cabo a través de las herramientas y de los materiales. Estos, al ser reorganizados para articular una sintaxis visual, un lenguaje que es lo que más me interesa, destilan las complejidades expresivas que encierran. Una vez establecido el lenguaje desde la obra de arte entendida como dispositivo, puede funcionar o no; el mensaje será transmitido en función de la sensibilidad, eficiencia y bagaje del artista, y completado por la inteligencia del espectador en el mejor de los casos.
En París dibujé en una servilleta el boceto que te adjunto, que me ha servido desde que volví a Moscú como referencia para pintar varios cuadros. Entiendo que para un público poco interesado por la pintura las profundidades conceptuales del trabajo pueden ser tan áridas como la tierra que representa.
Dicho lo anterior y teniendo en cuenta que la base del arte es la metáfora, que no solo está en el arte sino en todas las actividades humanas que tienen que ver con el lenguaje, pienso en el nivel de lectura más asequible de esta serie de pinturas y no puedo evitar cerciorarme de la sencillez de dos conceptos que estructuran lo visible en los lienzos: arriba y abajo. La diferenciación tan marcada entre el cielo y la tierra mediante el límite geometrizado del horizonte. George Lakoff y Mark Johnson las definen como "Metáforas orientacionales" (3)
Para mí la manera de alcanzar ese espacio trascendente tiene que ver con la depuración de la forma. Lo entiendo como una de las posibles estrategias para evitar lo anecdótico en la representación. Durante el desarrollo de los cuadros y acompañando a esta idea, se han ido eliminando materiales. Como otra vía de depuración de lo pictórico, en el séptimo cuadro ya no entra el juego el diluyente reciclado y al llegar al último el único elemento presente en la superficie del cuadro es una banda diagonal de cinta de enmascarar. Naturalmente se ha producido un proceso vinculado a la idea de desmaterialización de la obra artística (4).
Un abrazo,
Juan
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1 WENDERS, W., (1987), El cielo sobre Berlín, Alemania - Francia: Argos Films
2 BENJAMIN, W., (2015), Diario de Moscú, Madrid, España: Abada Editores
3 LAKOFF, G. y JOHNSON, M., (2012), Metáforas de la vida cotidiana, Madrid, España: Ediciones Cátedra











