"Aprovechando las tragedias sociales.
Es desafortunadamente lamentable que en nuestra era la guerra sea un hecho de nuestra vida diaria. Y sin embargo, debemos aceptar que la guerra es la mejor
oportunidad que tiene un artista de nuestra era para adquirir una presencia
mediática instantánea, por lo que el artista debe de aprovechar este clima único
para hacer su arte polémico sobre este tema. La guerra ofrece un amplio menú de
posibilidades temáticas, y el artista experimentado las podrá reconocer. Ante
todo, cualquier obra que haga un artista, por hermética que sea, puede ser
proclamada como una respuesta ante la guerra, lo cual le proporciona una salida
fácil a cualquier artista que esté confundido acerca del significado de su trabajo.
De ser un artista que vive o trabaja en un país invadido, se tiene una oportunidad extraordinaria para hacer lo que sea sin preocupación alguna de calidad, puesto que la obra será expuesta entusiastamente (y con una clase de culpabilidad reprimida) en los museos de los países invasores. En cuanto a países que no tienen la fortuna de estar siendo invadidos, los artistas de éstos se pueden enfocar sin embargo en otras tragedias también de gran atracción, como por ejemplo el abuso a inmigrantes, la pobreza, el analfabetismo, el racismo, la explotación económica, y muchos otros.
Hay quienes critican a los artistas que se benefician económicamente con las obras que anuncian las tragedias de otros. Es importante hacer notar, sin embargo, que de no haber arte sobre estos temas, nadie se beneficia de cualquier manera; por lo que al menos de esta forma se consigue que al menos un inviduo, o sea, el artista (y posiblemente su galerista) resulten beneficiados. [...]"
HELGUERA, Pablo, Manual de estilo del arte contemporáneo, Pág. 91.