1. Adverbio relativo de lugar que expresa la dirección de un movimiento. Es palabra átona y por ello se escribe sin tilde, a diferencia del adverbio interrogativo o exclamativo adónde (→ adónde). Funciona, a modo de conjunción, introduciendo oraciones de relativo con antecedente o sin él: «Desciende a los infiernos, adonde va a buscarlo la Diosa Madre» (Cousté Biografía [Arg. 1978]). / Fuente: Diccionario panhispánico de dudas RAE

Todo lo que te moleste, abajo (1)

Dos vídeos reproducidos en bucle en dos pantallas de televisión, una negra y otra blanca acotan temporalmente este proyecto, ideado de manera específica para el espacio arquitectónico donde se instala.  

En el más antiguo, de 2020, se registra mediante una cámara de videovigilancia cómo un hombre joven, que soy yo, abre a mazazos un vano sobre una de las paredes de su estudio en esa época, al oeste de Londres (2). El objetivo, dar acceso a algo de luz natural al interior del espacio. Su visualización, ya que la pantalla que lo muestra se encuentra en el altillo del espacio expositivo, la facilita una escalera de cuatro peldaños hecha con barras de hierro corrugadas, cortadas y soldadas.

En el más reciente, de este año y grabado con un móvil en la huerta de Murcia, se puede observar a un hombre mayor, que es mi padre, que está fratasando el cemento de una pared cuyas dos ventanas y puerta están recién tapiadas y revocadas por él, por mi hermana mayor y por mí. El objetivo de esta acción, del fratasado, es doble. Busca el suavizado de la superficie y, al mismo tiempo, minimizar la aparición de grietas una vez seco el revoco.

Dos vídeos que registran dos acciones, aunque no todas sus consecuencias. En primer lugar, demoler parte de mi antiguo estudio londinense operó en mi conciencia de forma similar al sabor de la magdalena en Proust.

El esfuerzo de manipular una parte de la arquitectura, a golpe de maza, me llevó a ciertos momentos de la infancia. En ellos fui testigo de cómo mi padre, mi tía y mi padrino, quien fue constructor, renovaban o ampliaban con las herramientas justas sus cuadras, convirtiéndolas en viviendas. Supe al disponer de los escombros, pandemia mediante y habiendo renunciado a mi puesto de trabajo como técnico y gestor, que era el momento de dejar Londres y volver a Murcia.

La pulsión que me llevó a intervenir sobre la arquitectura del estudio dejó al descubierto una posible vía de acción: intervenir sobre la casa familiar. Puede que, subconscientemente, con la intención de no hacer arte para acabar haciéndolo. De no hacer política, en el sentido en que algunas pensadoras la entienden (3), para acabar haciéndola.

La casa donde crecí forma parte de un conjunto arquitectónico que iniciaron mis abuelos, a quienes los padres de él cedieron una construcción situada en un terreno arrendado. Una cuadra que ellos habilitaron para vivir, entre otras cosas, una guerra civil. En una tierra que después, no sin sacrificio, podrían comprar.

Una tierra donde construir, habitar (4) y progresar. Donde sus descendientes pudieran desarrollar sus proyectos de vida y sobrellevar las desfavorables condiciones que los intereses del ya inaugurado estado fascista español había legado a la población con menos medios, entre la que se encontraban.

DES-de el amor, priorizando el bien común, la colaboración y el apoyo mutuo. Todo lo que en teoría sería estupendo, si no fuera porque la condición humana es inevitable. Sobre todo cuando durante años se ha ido haciendo de manera desequilibrada, en base al interés individual, a la codicia y a la falta absoluta de empatía de una de las partes.

Afortunadamente, en la actualidad, el acceso a la información y a la asesoría profesional es relativamente sencillo. A diferencia de mis antepasados, hemos tenido la opción de formarnos intelectualmente. Lo cual facilita la resolución de los conflictos que han afectado a dicho conjunto arquitectónico. Uno de los principales, el de la división del terreno.


Por ello, en el espacio expositivo conviven, junto a los mencionados dos vídeos y escalera, varios documentos. Sujeta a la pared con pequeños imanes cúbicos, una captura impresa de Google Maps del área donde se ubican las casas. Éstas cuentan con un patio común y con un acceso rodado desde el Camino Hondo de la pedanía de Nonduermas, Murcia.

Detrás de ellas, en la captura, se aprecia un terreno dividido por vallas instaladas desde hace más de treinta años. También sobre la pared, debajo, se encuentran cuatro documentos originales, de la misma edad que las vallas. Protegidos por fundas de plástico y colgados de la pared con clavos ligeramente oxidados, de la misma época, encontrados en el interior de la cuadra de pared revocada. Se trata de un dibujo, en el que aparece el trazado con medidas de un rectángulo dividido en otros cuatro, y de tres documentos más. Tres recibos. Testigos de lo que se acordó y, de ser necesario, pruebas en un hipotético juicio que no hubo de ser celebrado.

Elementos, los anteriores, que no son fines sino consecuencias naturales de procesos vitales, ya que manipular la materia por necesidad, modificar el entorno, está detrás de ellos. Elementos constructivos reorganizados, registros en vídeo de acciones, restos, en definitiva, de actividades humanas que sacados de su contexto y en base a lo siguiente, sí tienen un nuevo fin. 


Dos núcleos conceptuales estructuran esta exposición. Por un lado, la toma de conciencia sobre la relación entre el cemento y la pintura. Por otro lado, la toma de conciencia sobre el siguiente hecho: la manipulación de la materia presente en el entorno cercano puede tener no sólo consecuencias espaciales, sino también sociales y jurídicas.

Intervenir sobre la arquitectura de una casa prácticamente abandonada ha provocado un impacto sobre un grupo social reducido como es mi familia. Como en mi antiguo estudio londinense, demoler parte de la arquitectura cambió el modo de habitarla. Como en la película La chica y la araña (5), arreglar la casa hace visibles los conflictos, poniéndoles fin mediante la separación de los individuos. Estas acciones han tenido como consecuencia una redefinición de los límites físicos de lo material y de las relaciones zombie (6) entre dos núcleos familiares. Y una modificación del status quo que las rige.

En la exposición, inaugurada en Espacio Incógnita el 16 de junio de 2022, se propone el cemento como elemento de renovación. Propio de la albañilería, como en el vídeo en el que Juan Antonio Sánchez Alcaraz fratasa una medianera. Y en el mismo espacio, al rellenar los desperfectos del suelo producidos por la exposición anterior a DES.

También como componente de una ligera herramienta llamada trépano, que cuelga de un cable de acero del techo del espacio expositivo, y que Soledad Sánchez Alcaraz fabricó a mano hacia 1990. Finalmente, en potencia como pigmento, sobre una balda de hierro soldado que contiene una pequeña cantidad de cemento, junto a un frasco lleno de alquídico (7).

A la izquierda de esta leja (8) cuelga un bastidor holandés de aluminio, cuyo sistema de unión de sus componentes y de tensado, una vez entelado, es mecánico. De gran formato. A esta obra no concluída, como la exposición, le preceden otras que sí lo están, como los dos vídeos, la escalera, los documentos o el trépano de Soledad.


O los dos libros estudiados y subrayados. En uno de ellos, se habla de la pintura como el registro de los restos de una actividad que se hacen visibles a través de las marcas producidas por los movimientos de las pinceladas sobre una superficie lisa (9). En el otro, se pone de manifiesto el hecho de que los cambios legales tienen consecuencias en la materia (10).

Esto añade otra capa de significado a este trabajo, pues lleva a tener en cuenta que no solo desde la materia se influye sobre la legalidad, sino que también ocurre de manera inversa. Se puede recordar, si se afirma que la legislación es un conjunto de constructos sociales, de acuerdos que sirven como pautas de convivencia en sociedad, que estos han tenido que ser pensados.

Por lo tanto, el pensamiento tiene un papel importante en el proceso. Más que una línea de tiempo que sitúe primero al pensamiento y después a la materia, sería más eficaz en este territorio cambiante si se concibiera como un proceso de movimiento oval entre pensamiento y materia. Oval y no circular, para concebirlo en su naturaleza irregular, imperfecta, como un movimiento inconstante, con altos y bajos.

Una forma curvilínea de movimiento cuyo eco aparece una vez más en la instalación que dió la bienvenida al público de la exposición, y a tres policías locales, el día de la inauguración. Cuelga, en paralelo a la fachada del espacio expositivo, media forma autónoma reciclada de la instalación Forma autónoma sonora nº 1 y nº 2, la cual fue expuesta en el LAB de Murcia, en 2016.


Sobre ella está reproducido a rotulador permanente el dibujo de la división del terreno, extraído de uno de los documentos antiguos. El cual me sirvió de guía para, protegido con un mono azul de trabajo y guantes, cortar la forma básica con una radial, y extraer de la pieza de hierro una de las cuatro divisiones rectangulares.

Al otro lado del escaparate, detrás de mí en ese momento, tres antiguas traviesas de madera, una en el suelo y dos en vertical, apoyadas una sobre otra y esta última en el espacio arquitectónico. Constituyen una instalación que acoge otros cuatro bastidores de aluminio de gran formato. Como si del soporte de unos bastidores listos para entelar se tratase.

El tres —tres traviesas, una hermana y dos hermanos (quienes más tienen que ver en estos acontecimientos)— es el número mínimo con el que estructurar, el cuatro —cuatro bastidores, cuatro peldaños, en la escalera— las cuatro paredes de la estabilidad, el cinco —el quinto bastidor, más grande que los otros cuatro, expuesto en la pared—, el número del movimiento, donde se podría haber pintado con cemento.

Finalmente, un rollo de lino belga esquinado de manera disimulada y en vertical, junto a los dos libros. Durante el mes que duró la exposición se produjeron dos acontecimientos que merece la pena mencionar. Uno, el entelado del quinto bastidor de gran formato. Otro, mi decisión de no pintar y de delegar esta labor artística en las personas asistentes al TALLER DES.

En esta ocasión, este gesto está relacionado con la voluntad de disponer del espacio, de los materiales y de las herramientas físicas y conceptuales para compartir una experiencia en común. Durante el taller, llevado a cabo en el mismo espacio de la exposición, el 29 de julio de 2022, se exploraron las posibilidades expresivas del cemento sobre distintos soportes pictóricos como el papel de acuarela, la loneta de algodón o el lino belga.

Como resultado, una exposición en la que el artista cierra una etapa y declara el inicio de otra. Donde opera como gestor del presupuesto, y de los recursos conceptuales que ha ido integrando en su psique durante los últimos cuatro años. Y en adición, se ha llevado a cabo, en grupo, una actividad estrechamente vinculada con la DES-pintura y con la performatividad en la que la noción de autoría se dispersa.
 

Demoler para renovar. Todo lo que te moleste, abajo.

1 Florentino Sánchez Alcaraz me dijo en diciembre de 2020: “Todo lo que te moleste, abajo”.

2 Este proceso de intervención en el espacio comenzó al gestionar la organización del almacén donde trabajaba en esa época. Después, solucioné la habitabilidad de mi antiguo estudio montando una cocina e ideando y produciendo unos muebles que se despliegan de manera extraña. Finalmente, intervine la propia arquitectura del estudio derribando parte del mismo.

3 BAL, M. Tiempos trastornados. Análisis, historias y políticas de la mirada. Madrid: Akal/Estudios Visuales, 2016. Página 88.

4 HEIDEGGER, M. Construir, habitar, pensar. Madrid: Oficina de Arte y Ediciones, 2015.

5 Zürcher, R., Zürcher, S. (Directores). (2021). Das Mädchen und die Spinne [La chica y la araña ] [Película]. Beauvoir Films; Schweizer Radio und Fernsehen; Zürcher Film.

6 Algunas relaciones de familia son susceptibles de ser incluídas dentro de las “categorías zombies”. Algunas familias dentro de “instituciones zombies”, que “están muertas y todavía vivas”. Rech, Ulrich citado en Bauman, Z. Modernidad líquida, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica de Argentina, S. A., 2002. Página 12.

7 La sustancia de la pintura se compone por pigmento y aglutinante. En este caso, se propone el cemento como pigmento y el alquídico como aglutinante.

8 Sinónimo de balda en algunas zonas de la Huerta de Murcia.

9 Isabelle Graw en Painting beyond Itself. The Medium in the Post-Medium Condition, citando a Hubert Damisch en Im Zugzwang: Delacroix, Malerei, Photograpie (Berlin: diaphanes, 2005), en 2016. Página 79. Si no se indica lo contrario, todas las traducciones son mías.

10 Bodenmann-Ritter, Clara. Joseph Beuys. Cada Hombre, un artista, Madrid: A. Machado Libros S. A., 2005. Página 42.


JUAN SÁNCHEZ, Catálogo. Exposición individual DES, Espacio Incógnita, Murcia, 2022.