Pintura encontrada
Durante un periodo desfavorable para el desarrollo de mi práctica pictórica debido a la escasez de espacio, de tiempo, y de recursos económicos, —fue entonces cuando tomé conciencia del alivio que me supondría descartar tres ideas: la del uso necesario del estudio como espacio de trabajo, la del pago del importe de la renta y la de trabajar más (en lo que sea) para asumir dicho importe—, decidí seleccionar unas herramientas que me permitieran continuar mi práctica artística con independencia del lugar en que me encontrara, empleando, con la mayor economía posible de medios y materiales; como si el objetivo global fuera desarrollar un ejercicio de supervivencia del propio discurso artístico. En ocasiones un libro y unas notas, un ordenador portátil, unas botas y siempre una cámara fotográfica digital se convirtieron en esa época en útiles de trabajo.
El deseo de seguir pensando en pintura me hizo considerar las superficies de los espacios arquitectónicos exteriores e interiores, generalmente urbanos, fácilmente accesibles y compatibles con mi actividad diaria, como soporte a partir del cual reflexionar sobre una materia que me estaba vedada. El proyecto Pintura encontrada, que presento en el LAB de Murcia en abril de 2015, fue iniciado en 2012 y continúa en proceso. Consiste en fotografiar estructuras y signos pictóricos vinculados a mi idea de cuadro. Esta actividad se concreta mientras paseo por las distintas ciudades en las que he vivido, estableciendo relaciones metodológicas y formales con parte de los documentos visuales que Brassaï registró con su cámara en París mientras paseaba en busca de graffitis y otros signos callejeros1, y me sirve para crear un amplio archivo que analizo desde mi blog, concebido antes de este proyecto como sección de mi estudio portátil.
Esta exposición está organizada en dos partes: en primer lugar, las 18 imágenes seleccionadas, impresiones digitales de 40 x 55 cm. enmarcadas, están dispuestas en las paredes de la sala a la misma altura que su situación de origen —y cronológicamente organizadas de izquierda a derecha: de más antigua a más reciente—, para componer un nuevo paisaje fotográfico que registra y subraya unos elementos pictóricos encontrados en la calle. En segundo lugar, se sitúa un lienzo en blanco de igual medida, 40 x 55 cm., sobre el que se visualizan en bucle las mismas imágenes que registran las impresiones de tinta. Estos dispositivos visuales confrontan dos tipos de experiencias, y llevan la pintura desde la calle al espacio expositivo. No pintar pensando en pintura desemboca en una situación en la que se pinta sin pintar, al fotografiar en la realidad elementos vinculados a la pintura que se traducen en impresiones digitales y en proyecciones sobre el lienzo.
JUAN SÁNCHEZ, Texto de sala, Exposición individual Pintura encontrada, LAB, Murcia, 2015.